La ropa que llevas contamina el planeta en el que vives. 

El impacto de la industria textil en el medio ambiente. 

¿Sabes que la industria textil es la segunda más contaminante del planeta?

¿Te has planteado alguna vez si la ropa que tienes en el armario tiene fecha de caducidad?

Y no nos referimos a cuándo te desprendes tú de ella, porque ya no se lleva o porque ya te has cansado de ella. 

¿Sabes lo que pasa con tu ropa cuando la sacas de tu casa?

Si ya tienes un poco de conciencia sobre el reciclaje, probablemente la dones a alguna ONG para que pueda ser reutilizada o vendida de segunda mano. 

Pero…¿qué pasa si nadie utiliza esas prendas y no les da una segunda vida? ¿A dónde van a parar?

Los datos dicen que cada ciudadano desecha entre 20 y 30 kilos de ropa al año, y la gran mayoría acaba en vertederos o se incinera, causando aún más contaminación. 

Empieza el cambio

Según un estudio de la Federación Humana People to People, la reutilización del textil usado contribuye a la reducción de las emisiones de CO2: por cada kilo de ropa recuperada se evita la emisión de 6,1 de CO2.

Además, desde la entrada en vigor de la nueva Ley de Residuos, deberán desarrollarse iniciativas para promover el reciclaje y la reutilización de los residuos textiles. 

Esta ley determina que todos los municipios deberán establecer una recogida separada para el residuo textil antes de 2025, lo que impulsará la recuperación.

Y aquellos que pongan los productos textiles en el mercado deberán, dentro de esos tres años, asumir los costes y la gestión de residuos que genera su producto, como ya existe para otras fracciones.

Qué ocurre con la ropa de los contenedores

Hay estudios que señalan que, cuando los contenedores son gestionados por entidades sociales, entre un 40% y un 50% de las prendas recogidas se destinan a la reutilización tras el correspondiente proceso de selección e higienización.

En otros casos la ropa se dona directamente a personas vulnerables a través de las parroquias o convenios con los servicios sociales de los ayuntamientos, y en otros se vende de segunda mano a precios económicos en tiendas como las de Moda Re de Cáritas o las de Humana.

Otra vía consiste en su exportación a países en vías de desarrollo para su reutilización, mientras que la ropa que no se puede reutilizar por estar en mal estado se recicla.

En cualquier caso, hay varias opciones antes de desechar las prendas y que acaben quemadas en los vertederos. 

Algo más grave sucede con las prendas de fast fashion, que conllevan un consumo masivo de ropa prescindible.

Las prendas de usar y tirar están producidas con materiales sintéticos de muy baja calidad, que deberían prohibirse o bien gravarse con un alto impuesto a través de los gobiernos. Estos materiales, al contrario que el algodón y la lana, no se degradan y en los lavados de cada prenda, desprenden microplásticos que contaminan los océanos de una manera brutal. 

Por no hablar de las condiciones en las que se fabrican determinadas prendas. La contaminación más alarmante no se produce en el país donde se venden, sino en el país en el que se producen. Las empresas textiles consumen y contaminan agua, muchísima agua.

La producción de ropa y calzado emite el 8,1% de las emisiones de CO2 a la atmósfera, contribuyendo a la polución del aire. Las emisiones de carbono son superiores a las que provocan los vuelos de todos los aviones y los envíos marítimos internacionales juntos.

La ONU interviene para crear una moda más sostenible

En 2019 en Nairobi, la ONU pretende reducir los impactos ambientales creando la Alianza para la moda sostenible. Hace de intermediario entre grandes organizaciones, marcas de ropa, gobiernos e iniciativas de moda ética para promover una industria textil sostenible.

El alcance del trabajo de la Alianza abarca desde la producción de materias primas y la fabricación de prendas, accesorios y calzado, hasta su distribución, consumo y disposición.

La sostenibilidad engloba cuestiones sociales, como mejoras en las condiciones de trabajo y la remuneración de los trabajadores, así como ambientales, incluida la reducción del flujo de desechos de la industria y la disminución de la contaminación del agua y las contribuciones a las emisiones de gases de efecto invernadero.

A través de la Alianza, la ONU se compromete a cambiar el rumbo de la moda, reduciendo sus impactos ambientales y sociales negativos; y convertir la moda en un motor de la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 

¿Qué podemos hacer las personas para contribuir a minimizar el impacto ambiental de la ropa que usamos?

Pequeños gestos son necesarios para poder conseguir, junto a entidades y gobiernos, avanzar hacia un menor impacto de esta industria y hacia una moda más justa y sostenible: 

  • Compra solo la ropa que necesites. Ten en tu armario solo la ropa esencial.
  • Elige las prendas íntegras, producidas en un entorno justo y donde nadie salga perdiendo.
  • Mira las etiquetas antes de comprar: revisa los materiales de confección y el origen de la prenda. 
  • Lava las prendas solo si están sucias. No es necesario lavarlas por uso. 
  • Y usa jabones neutros y no agresivos que cuiden las prendas.
  • Elige tejidos naturales y ecológicos. Evita al máximo los materiales sintéticos. 
  • ​​Repara, dona y revende la ropa, para disminuir impactos. 
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