Esto no para. Las iniciativas y proyectos que giran en torno a la Economía Circular son cada vez más numerosos y más importantes.
Este nuevo modelo económico está pegando fuerte y cada vez está más presente en el día a día de las empresas, las entidades y también de los consumidores, que poco a poco, vamos tomando más consciencia de que existen otras formas de hacer las cosas, un nuevo modelo de producción y consumo para poder contribuir a mejorar el medio ambiente y la salud del planeta.
Las ciudades son los grandes escenarios de la Economía Circular
Más de la mitad de la población mundial se concentra en las ciudades y estas acaparan el 60% del uso de los recursos, por lo que las urbes son los escenarios donde se debe aplicar con éxito la economía circular, algo que podrá ser tan complejo y variado como las propias ciudades, pero que ya es ineludible.
Esa complejidad es evidente, teniendo en cuenta los diferentes tipos de ciudades, su tamaño, población, desarrollo e infraestructuras. Cada ciudad tiene su idiosincrasia. No es lo mismo una del norte de España que una del sur. Ni una ciudad de más de un millón de habitantes que de menos.
A todo ello se añaden otros parámetros, como el trazado urbano, si es antiguo o nuevo, la orografía o la implicación de ciudadanos, empresas y Administración.
No hay una sola solución, ni una respuesta infalible por sí sola, pero sí un conjunto de herramientas, como la teoría de las “siete erres” de la sostenibilidad: rediseñar, reducir, reutilizar, reparar, renovar, recuperar y reciclar.
El rediseño de la planificación urbanística es vital, y es donde el ciudadano, y no el vehículo, pasa a ser el centro de todo.
Eso hace que las grandes ciudades se planteen rediseñar la circulación, los aparcamientos, la movilidad urbana… Es volver un poco a un concepto de lo que tenían nuestros abuelos en los pueblos, de ciudad peatonal.
Ciudades como Barcelona buscan esta reorganización limitando el tráfico motorizado y dando el espacio al peatón y los carriles bici, que han aumentado en un 72% desde 2015.
Madrid también restringe el acceso a los vehículos más contaminantes. La misma tendencia se sigue en capitales como Londres, Berlín, París y Copenhague.
Las ciudades generan casi el 60% del PIB mundial, y representan alrededor del 75% de las emisiones de carbono y más del 60% del uso de recursos.
Ha quedado demostrado que se puede reducir el consumo, la producción y la extracción de materias primas sin que se vea mermado el desarrollo; simplemente debe hacerse un uso más responsable. Por ejemplo, apagando o atenuando la luz de las farolas por la noche como método para ahorrar.
Otra iniciativa es el proyecto de ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, en el que se establece que, si sobra comida, primero se debe intentar destinar al consumo humano mediante la donación a bancos de alimentos y, de no ser posible, se deben transformar en otros productos como zumos o mermeladas. Si esta opción tampoco es factible, deberán servir para la alimentación animal y, en última instancia, para la elaboración de subproductos industriales y el reciclado para obtener compost o combustibles.
Sevilla, por ejemplo, tiene más de 50.000 naranjos urbanos que producen naranja amarga. Para alargar la vida útil de esta materia prima, la ciudad ha decidido convertir su zumo en biogás, para garantizar la autosuficiencia energética de sus depuradoras y la propulsión de los autobuses urbanos. Y los restos orgánicos se convierten en compost para el campo.
Madrid ha creado un sistema circular de tuberías subterráneas que distribuyen aguas depuradas para reutilizarlas en el riego de zonas verdes, baldeo de viales o limpieza de alcantarillado.
El proyecto de eCityMálaga nace con el objetivo de redefinir el modelo de ciudad actual y, sobre todo, repensar la manera en la que utilizamos las materias primas y la energía. Esta iniciativa supone un paso más en la evolución hacia las ciudades sostenibles.
eCityMálaga pretende convertirse en un referente de sostenibilidad y circularidad a partir de una propuesta de transición energética y utilización de recursos dentro del Málaga TechParK, un espacio urbano al que aportará beneficios medioambientales y una mayor competitividad.
Las iniciativas de reparación y reacondicionamiento también están destacando en las grandes ciudades.
Repair Café ofrece espacios de libre acceso con herramientas, materiales y voluntarios con conocimientos y habilidades para reparar toda clase de artefactos.
Alargascencia, agrupa a más de 1300 tenderos que se dedican principalmente a reparar y recuperar objetos.
Al igual que La Ruta Dots, un proyecto impulsado por dos modistas que, trasladándose en su caravana, ofrecen servicios de reparación de ropa o talleres creativos de reciclaje textil. Y la marca Nudie Jeans ofrece un servicio de reparación de pantalones vaqueros de por vida.
Se trata de aprovechar nuestros recursos todo lo que podamos, intentar reparar lo que se estropea y alargar la vida útil de los productos.
Donalo.org forma parte también de estas iniciativas. Queremos contribuir a fomentar esa economía circular, recogiendo dispositivos informáticos, reacondicionándolos y ofreciéndolos a entidades y personas con menos recursos, para poder alargar su vida útil y asegurar la trazabilidad de su reciclaje, cuando ya no puedan usarse más tiempo.
Para poder impulsar las iniciativas de sostenibilidad, el pasado 7 de diciembre se emitió la resolución para la convocatoria de subvenciones para la ejecución de proyectos que estén enfocados hacia la prevención, preparación para la reutilización y el reciclaje de residuos industriales.
La asignación presupuestaria de la convocatoria se ha fijado en 2.300.000 €, que irán a cargo de los presupuestos de l’Agència Catalana de Residus.
Fuentes:
El País
Fundación para la Economía Circular